Yo bebo de la copa que me invitas
y canto mi canción enamorada
ya lo ves, no parece despedida
si no una más de las noches encantadas.
Yo canto y te muestro mi contento,
y con tu dulce voz de niña buena,
es tonto, la vida es un momento
después no más, no más, ya nada queda.
/Adónde vas? Adónde vas?
Amor, sin mí, adónde vas?/ bis.
Loa hijos, los hijos no se mueren,
tampoco mi regreso al mediodía,
querer a la buena Mercedes
y la voz, la voz de mamá María.
Parecen muy pocas las palabras
para decir tu adiós imaginario,
me bastan tus ojos cuando me hablas,
cómo entender con otro abecedario.
/Adónde vas? Adónde vas?
Amor, sin mí, adónde vas?/ bis.
Una vez me fui, también, ¿te acuerdas? y volví.
No sé por qué, pero volví.
Cuando se ha vivido juntos, tantos años
la unión, esa, es un todo, no sé como decir.
Por último es loco liberarse por un rato,
correr, reír, cantar, hacer una vida diferente,
pero al final volver es lo único que queda
cuando uno se ha cansado de la gente.
/Adónde vas? Adónde vas?
Amor, sin mí, adónde vas?/ bis