¡Mi madre querida! Ya ves, tu cuento no olvidé Y toda mi vida A venerarte dediqué
Tu nombre es credo Y es también dulce religión Besar tu sienes blancas Es como una bendición Sagrado es tu nombre Que se pronuncia con fervor No hay niño ni hay hombre Que no te llame en su dolor ¡Qué feliz es aquel que Mantiene fiel en su alma Por siempre, cual luz de fe Tu cariño sagrado de madre ¡Madre!