Ventanal, ventanal de un sexto piso,
vos perdida, yo sumiso
y esta herida que hace mal...
Ventanal, y los hombres todos chicos
y los pobres y los ricos
todos chicos por igual...
Allí abajo se revuelven como hormigas:
mucha fatiga, pero mucha cuesta el pan.
Ventanal donde un lente permanente
televisa mi dolor por la ciudad.
Solo,
sin tu amor, tirado y solo
vuelo
por las nubes del desvelo.
¡Ay! ¡Qué amarga sensación
ver que este infierno fue el balcón
de un sexto cielo!
¡No! No hay más remedio que vivir
así apretado y pisoteado como en el suelo.
Si tristeza
da al mediocre la pobreza,
¡cómo habrás sufrido vos!
¡Vos, que tenés la misma altura que el montón!
Ya no estás, ni es posible que te halle...
Duele tanto tanta calle,
tanta gente y tanto mal,
que andarás con los sueños a destajo,
como todos, río abajo,
por la vida que se va.
No hay estómago que aguante este desprecio
ni tiene precio que se tenga que aguantar...
Ventanal, y esta pena que envenena,
ya cansado de vivir y de esperar.