Pueblito de provincia, nostalgia del recuerdo,
pedazo de esperanza que duerme en la ilusión.
Recuerdo tus casitas, tu río, tus senderos,
la parra del abuelo y el viejo del bastón.
Detrás de la miseria, ya ves... sigo soñando
mis horas de muchacho que ya no volverán,
yo sé que se han nublado mis días más felices
como tus tardes grises que ya no veré más...
¡Lejos, tristemente lejos!
¡Sueño, mansamente sueño!
Y me acuerdo de tus calles
con la rabia del silencio...
Solo, lentamente y solo,
lloro, mudamente lloro,
porque sé que no he de verte
nunca, nunca,
más que nunca,
siempre nunca
¡Nunca más!
La tarde que partía con humos de grandeza
mojado de violetas lloraste mi ambición.
Y hoy duelen las distancias que acercan los recuerdos,
la parra del abuelo, y el viejo del bastón.
Detrás de la miseria, ya ves, como un castigo,
me aplasta en el olvido la luz de la ciudad,
¿no ves que Buenos Aires me llena de nostalgias
como tus casas blancas que ya no veré más?