¡La vida nos empuja con el dedo!
Yo me voy a morir de no comer.
A veces tengo ganas y no puedo
y a veces, cuando puedo, no hay con qué.
Como siempre di todo, me sucedo
y sigo dando todo con placer,
por eso de poder no tengo miedo,
me da miedo querer y no poder.
Colgada en el umbral de mis dos labios
hachabas con los pies el yuyo en flor.
¡El instinto es precoz y juzga sabios
los errores sublimes del amor!
¡La vida nos empuja con el dedo!
¡Ya me puedo morir de no comer!
Anoche te vendieron por un credo
al Samuelito aquél del almacén.