Quiero música, maestro, se lo pido por favor,
que esta noche estoy de tangos...
Quiero hacerle un expediente al corazón,
que tenga compás y canto...
Duele tanto la rutina de una vida siempre igual,
la costumbre duele tanto,
que esta noche, liberado del perfume de oficinas,
¡quiero música, maestro, hasta morir!
Quisiera que me encontraran
bailando como yo bailo,
poniendo el corazón,
metido en la canción,
y entiendan que esta noche estoy de tangos...
¡Total, por sus ojos negros,
qué importa que ande penando!...
Poniéndome a bailar
se achica mi dolor,
¡y el tango me abre en flor el corazón!
Quiero música, maestro, se lo pido por favor,
¡así el dolor se me olvida!...
Un amor que se nos marcha es un dolor
que al fin nos lleva la vida;
vieja herida la rutina del que pierde la ilusión,
estar solo es vieja herida,
y esta noche que estoy solo con su olvido y mi tristeza,
¡quiero música, maestro, hasta morir!