Me sorprendí
cuando te hallé
como un dolor, sin palabras,
la voz mareada de copas
se me anudó en la garganta.
Quise gritar,
pero pa' qué
si al fin yo estoy igual.
Sueños
que gastamos conversando
cuando
nos hablábamos de amor.
Horas
que ya están en el olvido,
sensación de haber perdido
la esperanza en el adiós.
Rabia
de sabernos tan cambiados,
miedo
de gritar esta verdad.
Somos
dos fracasos que se amaron
y partieron y olvidaron
y hoy se miran asombrados
de morder la realidad.
Vuelve otra vez
a tu rincón
que yo me voy con los años.
Ya llueve plata en mis sienes
y hay un dolor en tus manos.
Pa' qué llorar
todo el ayer
si ya no puede ser.