El saludo que te traigo en este día
es la muestra de amistad que yo te doy;
si dormida tú te encuentras todavía,
ya despierta pa' que escuches mi canción.
Sólo vengo acompañado de mis cuates,
que te brindan su amistad igual que yo;
desvelados y friolentos los mariachis
piden algo pa' que entremos en calor.
Por favor, prende la luz, nada te cuesta,
que te quiero dedicar otra canción;
ya nos anda porque nos abras la puerta
y nos brindes una copa de licor.
Es tu santo y a cantarte hemos venido,
nos escucha muy atento el velador;
te suplico, te lo ruego, te lo pido,
nos invites a pasar al comedor.
Varias veces ha pasado la patrulla
y nos pone en muy difícil situación;
si nos llevan para el bote es culpa tuya
por no hacernos una fiel invitación.
Yo te juro que a la gorra no venimos,
ni tampoco a recibir tu ingratitud,
pero es triste que llegamos y nos fuimos
sin echarnos una copa a tu salud.
Se prendieron ya las luces, mis cuatachos,
la del santo nos oyó y se levantó;
estén listos pa' correr si avientan agua
u otro líquido que manche nuestro honor.
Pero miren que las puertas ya se abrieron,
entren santos peregrinos, por favor,
y al unísono gritemos: "¡Viva, viva!"
y tres porras por el santo que es el de hoy:
¡Alabío, alabao, a la bim-bom-bam!
¡La del santo, la del santo, ra-ra-raaa!