Me persigue implacable
su boca que reia,
acecha mis insomnios
ese recuerdo cruel
mis propios ojos vieron
como ella le ofrecia
el beso de sus labios
rojos como un clavel.
Un viento de locura
atraveso mi mente
deshecho de amargura
yo me quise vengar
mis manos se crispaban
mi pecho las contuvo
su boca que reia
yo no pude matar.
Fue su amor de un dia
toda mi fortuna
conte mi alegria
a los campos y a la luna
Por quererla tanto,
por confiar en ella
hoy hay en mi huella
solo llanto y mi dolor.
Doliente y abatido
mi vieja herida sangra
bebamos otro trago
que yo quiero olvidar
pero estas penas hondas
de amor y desengaño
como las yerbas malas
son duras de arrancar
Del fondo de mi copa
su imagen me obsesiona
es como una condena (1)
su risa siempre igual,
coqueta y despiadada
su boca me encadena
se burla hasta la muerte
la ingrata en el cristal.