Mitad rufián, mitad ladrón,
tuvo en sus manos un gran pastel,
y sin dudarlo, se puso a chupar de él.
Sauna y orgía, toalla y ron,
mitad hortera, mitad bufón,
siempre la mano, metida en el cajón.
Un picoletto jamás soñó,
ni aún siendo el jefe, poder triunfar,
como un ministro, nadando en el vil metal.
Un periodista se fijón en él,
y por desgracia para su honor,
rápidamente, su estrella declinó.
Y se fue, se fue,
para no, para no volver.
(Solo)
Los gerifaltes y gente afín,
que le enseñaron a delinquir,
le dijeron: de aquí te tienes que ir - ¡Fugitivo!¡Fugitivo!
Y se fue, se fue,
para no, para no volver.
(Solo)
El fugitivo no pudo más,
busca y captura, que gran "tinglao",
y con gran pompa, lo trincaron en Laos.
Y se fue, se fue,
tuvo que, tuvo que volver.
Y se fue, se fue,
tuvo que, tuvo que volver.