Tras un cristal miras afuera
A lo largo del brillo de la acera
Y la gente se ha disuelto en la noche
Tu madre, altura media y sueños medios
Que cierra sus ojos de camello
No se ha resignado y tampoco espera
Un arbusto de espinas es tu hermano
Se peina con las uñas de sus dedos
Un copete bufo con el aire hirviendo
Tu padre, manos de obrero
Que se ríe y se le parte la cara
Pálida de ver la tele
Tu manía de vivir de prisa
Cada cosa un recuerdo roto
¡Y ahora la publicidad!
Tú y tus deseos embotellados
Ojos como agujeros de una llave
Y un ansia dolorosa que te empuja y jala
Tu padre espera siempre una nave
Funámbulo en el hilo del pasado
Que mastica su filete mientras habla
Tu hermano un gramófono que toca
Un río de pensamientos en desorden
Se mira en la cuchara y tuerce la boca
Tu madre lucha contra las arrugas
Siempre una pregunta de dulzura
Trae a la mesa y se va
Escondida en el fondo una amargura
Fingiendo que este mundo está a buen precio
¡Y ahora la publicidad!
Cada día el último día
Y cada noche inaudita
En cada noche como esta
Que se sienta junto a mí
Y no hay nada que retorne
Ni una alegría ni un cerillo
Que prenda fuego a todo esto
Tú desde aquel nido de pájaro
Te asomas y se notan tus afanes
De tus mañanas y tus pocos años
Tu padre se frota las mejillas
Como un mago que se jala su barbilla
Muerde una paja
Y discute en su interior
Tu madre que despierta en lágrimas
Y sacude el polvo de un nuevo día
Sin novedades que contar
Tu hermano tonto que da un empujón
A tu corazón que apenas y camina
¡Y ahora la publicidad!
Hoy es casi un siglo de paciencias
De ¿qué será mañana y luego
Y tras los próximos veinte años?
Hijos de esperanza
Por unas gotas de gozo
En la ciudad de antenas y cielo
Y luces tenues en los cuartos
Y la noche cae como un pañuelo
A encender los sueños y televisores
Y tras un cristal miras afuera