Voy a contaros la historia de un suceso ya olvidado que sucedió por Valencia hace ya doscientos años. Era la vida en La Huerta difícil, puesto que el fruto del trabajo del huertano al final le era negado. La tierra era del señor, que se la dio un soberano. Para trabajar la tierra el pueblo firmaba un pacto. Por el pacto, el labrador donaba un tercio del grano, del arroz y del aceite: Todo lo recolectado. Los derechos de almazara, de tienda, mesón, molino, de nombrar alcalde y juez eran derechos prohibidos. Así vivió el campesino durante cientos de años: Si protestaba, la cárcel. Si no, trabajo inhumano. Fue en 1801 el vaso estaba colmado. Labradores de la huerta sienten un tambor sonando. Es de noche, y en la calle las puertas van golpeando ¡Labradores, a la plaza vuestro tiempo ha comenzado! Al toque del caracol que es signo de amotinados se van reuniendo en la plaza las gentes de aquél poblado 17 de Septiembre de 1801 Hay tumultos en Russafa Alberic y Catarroja El 18 en Alcàntera, en Beneixida y en Càrcer. El 20 en Silla, Sollana, en Beniparrell y Alcàsser En l'Alcudia de Crespins en Guadassuar y Alginet El 21 en Senyera, en Benimodo y Carlet Y, hasta por si uno no vale, lo hay de nuevo en Alginet. 22, Benifaió y es en Tous el 23 El 24 en Antella, en l'Alcora y en Llombai, en Alfarb y en Alboraia. El 25 no hay. El 26 en Sagunt y en Otos, y el 27 en Llocnou d'en Fenollet y también en Estivella. El 1 de Octubre hay en Albalat de la Serra terminando en Catarroja que el dia 2 repite fiesta (Hubo en muchos otros pueblos pero no consta la fecha) El pueblo espera en la plaza en que ha sido convocado. Se adelanta un campesino de los allí congregados. - ¡Labradores, escuchadme! Pep de l'Horta me ha mandado para deciros que nadie robará ya nuestro grano. Que Pep de l'Horta dispone que el grano ya requisado debe ser todo devuelto a quien tuvo que entregarlo. Y ahora vamos, labradores, juntos a recuperarlo. Pep de l'horta dará muerte a quien no cumpla el mandato. - Y gritando el que callaba y atreviéndose el parado asaltan graneros llenos del producto de sus manos. Ya nunca será el señor el amo de sus vasallos. Pep de l'Horta se lo ha dicho el labriego lo ha aceptado. Y Pep de l'Horta está aquí y, a un tiempo, está en otro lado y las tropas que lo buscan no saben dónde encontrarlo. El que busca a Pep de l'Horta sepa que lo busca en vano que Pep de l'Horta es el viento que huele a tambor tocando. Pep de l'Horta es el labriego que se ha atrevido a nombrarlo. Pep de l'Horta son los pueblos que supieron inventarlo. Y, así, Pep de l'Horta vive en la historia y los sembrados y el labrador sabe cierto que nadie podrá apresarlo.